Durante años Andorra ha sido sinónimo de turismo, compras, deportes de invierno y banca privada. Pero el Principado está en proceso de modernizar su economía y las reformas fiscales y administrativas emprendidas desde 2012 van dirigidas a que el país diversifique sus recursos. El nuevo marco fiscal ha atraído inversiones y la llegada en los últimos cinco años de 2.000 empresas. El incremento de la inversión extranjera, que en 2016 supuso el 3,8% del PIB, compensa, además, la pérdida de clientes bancarios tras la entrada en vigor de la Ley de Intercambio Financiera. El mercado inmobiliario se apresura a ofrecer propiedades acordes a este proceso de crecimiento y apertura, aunque el principal freno es, sobre todo, geográfico. En un país de 468 kilómetros cuadrados de extensión el suelo está muy limitado. a semana pasada la consultora inmobiliaria Engel & Völkers presentó su primer estudio a nivel nacional en España que incluía también datos de las vecinas Andorra y Portugal. Según Thomas Kampfraat, responsable de ésta en el Principado, la vivienda que más se está demandando es un piso alrededor de los 500.000 euros, con unos 180 metros cuadrados, tres dormitorios y terraza. Esta media de precio estaría muy relacionada con la normativa que establece en 450.000 euros (400.000 euros más 50.000 en concepto de depósito en el Instituto Nacional Andorrano de Finanzas) la inversión necesaria para obtener la nacionalidad pasiva andorrana (que implica vivir al menos 90 días al año allí). Como comenta Kampfraat, los hay que buscan una vivienda muy ajustada a ese precio, y hay quien, puesto a realizar esa inversión inmobiliaria, quiere y puede comprar algo más ambicioso entre 750.000 euros y 1,5 millones de euros». En este último caso, señala Claudia Kofler, de la inmobiliaria Sotheby’s en Andorra, lo que buscan son unifamiliares exclusivos, «rodeados de naturaleza, y alejados del centro urbano porque valoran mucho la privacidad». También dan muchísima importancia al párking, comenta Kofler. Crisol de nacionalidadesAmbas inmobiliarias coinciden en repartir los compradores en una proporción de 80%-20% entre internacionales y andorranos respectivamente. Dentro de los primeros, la principal motivación sería adquirir una segunda residencia en un entorno tan mágico como los Pirineos, con una media espectacular de días soleados. Respecto a las nacionalidades, desde Engel & Völkers destacan que, aunque es un país multicultural y tienen clientes de todas las partes del mundo hay muchos británicos, que buscan sol pero a la vez valoran estar a dos horas de un aeropuerto internacional como el de Barcelona. Sotheby’s destaca también los rusos, noruegos y franceses como las nacionalidades más activas. Estos perfiles de expatriados de alto nivel tienden, en principio, hacia las parroquias de La Massana y Ordino, donde encuentran pueblecitos que mantienen su encanto pirenaico y donde se sigue construyendo en madera y piedra, aunque luego en el interior se emplee la más alta tecnología. Además, estas dos demarcaciones presentan valles más abiertos, que no se hacen visualmente tan duros para quien no está acostumbrado a vivir entre paredes montañosas. Allí se encuentra también el dominio esquiable de Vallnord, con un ambiente muy familiar. El otro gran paraíso de los deportes de nieve en Andorra es Grandvalira, el dominio esquiable más grande del sur de Europa. Es como una pequeña Suiza que la inversión privada ha puesto en el top de las mejores estaciones del mundo y donde se concentran los espacios de ocio y gastronomía más novedosos. Por eso Canillo, su parroquia más cercana, atrae a un público que disfruta de la nieve y a deportistas de alto nivel. Por último, otra zona muy valorada por los compradores internacionales de alto nivel es la de las grandes urbanizaciones de Andorra La Vella y Escaldes-Engordany, donde destaca, por ejemplo, la urbanización Can Diumenge, con unifamiliares que se mueven en la horquilla de los 1,5-3,5 millones de euros. El otro 20% de compradores que representa el cliente autóctono se mueve más entre pisos y apartamentos para vivienda de reposición, jóvenes que se emancipan, así como andorranos que después de años de ahorro, y ante la perspectiva de crecimiento, adquieren un apartamento como inversión para luego alquilar. De hecho, los responsables de ambas inmobiliarias señalan que en el mercado del alquiler hay un gran déficit de propiedades.
FUENTE: http://www.expansion.com/directivos/estilo-vida/casas/2018/03/09/5aa2a08ee5fdea79718b4647.html